sábado, 15 de enero de 2011

De estos barros

Los párrocos, contra el cierre de la capilla


"El boicot a la misa de los miércoles en la Universidad es anticonstitucional"

La Universidad de Barcelona considera que la decisión de cerrar es firme

Desde hace unos dos meses, a mosén Lluís Ramis se le hace más cuesta arriba oficiar misas en la Universidad de Barcelona (UB). Los continuos boicots de los estudiantes laicistas -contrarios a que se celebren oficios en el recinto académico- indignan a este sacerdote barcelonés, que hasta ahora había cumplido en paz con sus obligaciones como párroco. Lo cuenta Esther Armora en ABC.


El padre Ramis, que ejerce también como párroco en la iglesia de Sant Ramon Nonat de Barcelona, ha vivido en primera persona el conflicto entre estudiantes laicistas y católicos, que, tal como informaba ayer este diario, ha obligado a suspender cautelarmente las misas los miércoles -día en que se celebra la liturgia central a la que acuden profesores y alumnos de otras universidades-. Su opinión, al igual que la del otro cura que oficia las misas, el padre Joaquim Vidal, y la del resto de la comunidad católica de la Universidad es que el centro deberá tomar cartas en el asunto si quiere que se resuelva el problema.

«Lo que ocurre los miércoles en la capilla de la Facultad de Económicas no tiene justificación; es lamentable e indignante que se den estas situaciones de boicot porque impiden a determinadas personas expresarse libremente y también sus creencias, y eso no puede permitirse», indicó el sacerdote en declaraciones a ABC.

Recordó, en este sentido, que «el artículo 18 de la Ley de Derechos Humanos y la propia Constitución garantizan justamente ese derecho al ciudadano».

Al igual que el reto de afectados por el conflicto, el padre Ramis confía en una resolución pacífica del problema. «Lo mejor sería que cesara el boicot por parte de algunos estudiantes y se recuperara la situación de normalidad», apunta el párroco. Entre los momentos tensos que ha vivido recuerda, especialmente, el del pasado día 15, del que informaba este diario esta semana. «Fueron momentos muy desagradables porque un grupo de estudiantes contrarios a la capilla consiguieron boicotear la ceremonia. Eso no puede permitirse». A diferencia de algunos estudiantes católicos, asegura, no obstante, que no se ha «sentido amenazado en ningún momento».

Aclara, acto seguido, que «de todos modos, muchos de los alumnos que protestan no me identifican como sacerdote porque no voy a la UB con sotana». La opinión del padre Vidal es prácticamente la misma. A su juicio la solución al problema pasa por adoptar medidas que frenen a los alborotadores.

En declaraciones a ABC, el padre Vidal lamentaba la situación, que, según dijo, «ya colea desde hace tiempo». Los estudiantes «progresistas» de la citada Facultad habían realizado ya algunas protestas reivindicando el laicismo de la universidad pública, aunque hasta que no vino el Papa Benedicto XVI a Barcelona, no se radicalizaron. Los dos sacerdotes saben que la situación es complicada para la universidad y también para el decanato de Económicas. Recuerdan en este sentido que, por un lado, el rector debe mantener el acuerdo con el Arzobispado (que data de 1988 y que prevé que haya espacios en la universidad para el culto católico) y, por otro, intentar detener las situaciones violentas entre los dos colectivos (católico y laicista).

Profesores y alumnos consultados por este diario piden a la Universidad «mano dura» con los alborotadores. «No puede ser que ellos impongan su criterio por encima del de las autoridades eclesiásticas», dijo ayer Mercedes B., una de las docentes afectadas por la suspensión cautelar de las misas de los miércoles. «No hay otra solución que la imposición», añadió. P. R. y M. S., otros dos alumnos que han sufrido directamente los ataques de los laicistas, consideran que en el fondo de la cuestión hay un problema de autoridad. «Es inaceptable que se entre en una zona de culto con móviles y bocadillos y eviten que se celebre una misa», apuntan los alumnos.

Por su parte, fuentes de la Universidad recordaron ayer que en el centro se celebran liturgias los lunes y los jueves, aunque, según los católicos, son ceremonias mucho menos concurridas. Insistieron también en que la decisión de suspender las misas el miércoles no es definitiva. Las mismas fuentes precisaron que habría un comunicado sobre la cuestión, en el que podrían haber cambios respecto a lo pactado en la reunión del martes. Al cierre de esta edición, la versión de la UB no había llegado. La parte afectada, profesores, sacerdotes y alumnos católicos, también quiere por escrito el acuerdo del martes, que les comunicó verbalmente el vicedecano de Economía, Mrius Domínguez. «La decisión está tomada y es firme», les dijo el vicedecano.

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